Machado

"Caminante, son tus huellas el camino y nada más; Caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace el camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante no hay camino sino estelas en la mar". Machado.

viernes, 28 de diciembre de 2012

BASÍLICA DE SAN GREGORIO OSTIENSE (NAVARRA)

"MARAVILLA DE NAVARRA"

En Navidad es tiempo de acercarse a casa y este año como todos hemos paseado por el camino que une Asarta con Nazar, hemos subido a Peñas Altas hasta la Fuente del Tejo y por un camino de Estemblo hasta la Sierra; en Legaria hasta el pozo de la Mora y el sendero de la vía del tren. Pero esto es lo habitual.
Lo que ha diferenciado estas Navidades ha sido el reencuentro con mi mejor amigo en época de Maristas. Priscilo Pecharromán, que vive en Tafalla, a dos hermanos que nos educaron, Iñaki y Rufino, y nuestra visita a San Gregorio con las explicaciones del último (que desde lo alto vigila nuestro regreso a casa sanos y salvos). 

Localidad: SORLADA
Zona: Zona Media, Valle de la Berrueza.
Teléfono: 948534015 - 609869859.
Siglos de construcción: XVII-XVIII
Estilo: Barroco

Cerca del Camino de Santiago que se dirige desde Estella hacia Los Arcos , enclavado en el Valle de la Berrueza, se encuentra la Basílica de San Gregorio Ostiense, uno de los conjuntos más sobresalientes del barroco navarro. Nombrado recientemente "Maravilla de Navarra".
Sobre un cerro de la pequeña cadena montañosa que une Monjardín con la sierra de Codés y separa la Berrueza de las tierras que descienden hacia el Ebro, a 702 metros de altura, y rodeado de pequeños pueblecitos, encontramos uno de los mejores exponentes del arte barroco del norte de España: San Gregorio Ostiense.
La majestuosa basílica es una muestra de la gran popularidad que tuvo el santo entre los siglos XVI y XVIII, y del poder económico que alcanzó la Cofradía cuando no existían las compañías químicas ni los modernos insecticidas, pesticidas o plaguicidas, y los agricultores, al ver sus campos atacados por plagas que con frecuencia anunciaban hambrunas y muerte, miraban al cielo pidiendo el perdón de Dios y la protección del Altísimo, para lo que buscaban la intermediación de los Santos, entre los que el de la Berrueza se había mostrado el más eficaz y diligente.
La Basílica de San Gregorio Ostiense se levanta sobre una colina próxima al pueblo de Sorlada, en el valle de la Berrueza situado en la Zona Media de Navarra. Desde su emplazamiento se disfruta de una vista privilegiada sobre la comarca y es posible observar los pueblos de los valles de La Berrueza y Valdega, la Sierra de Codés, la Costalera,  Lóquiz, la de Andía, Monjardín y Montejurra.
Erigida en honor a San Gregorio, obispo de Ostia, sorprende su presencia regia sobre el alto de Piñalba, y abruma su portada, de gran riqueza y profusión ornamental. San Gregorio fue probablemente uno de los primeros caminantes a Santiago de Compostela. Llegó al Reino de Pamplona en los últimos años de su vida, enviado por el papa Benedicto IX.
Existe una leyenda que cuenta que Gregorio, obispo de Ostia y bibliotecario de Roma, fue enviado a Navarra en tiempos del rey García de Nájera (1039), donde libró a sus tierras de una terrible plaga de langosta. Y que cuando años más tarde murió en Logroño, afamado por sus obras y santidad, había dispuesto que cargaran su cuerpo en una mula con el fin de que lo enterraran donde cayera fatigado por tercera vez el animal.
En cuanto a la cultura, la Edad Moderna conoció dos movimientos: primero, durante los siglos XV y XVI, el renacimiento y, más tarde, en los siglos XVII y XVIII, el barroco. Como hemos comentado, en el renacimiento, el ser humano volvió a ser el núcleo del que partió un nuevo concepto de la cultura y del arte en contraposición al de la Edad Media -que tuvo en Dios y en la Iglesia su eje, aunque el gótico comenzó a desplazarlo hacia el ser humano-, e inspirándose en los modelos de la antigüedad clásica de Grecia y Roma, el arte regresó al naturalismo y al realismo, a la armonía y la proporción.En el siguiente período, en cambio, la Iglesia recuperó la iniciativa y promovió a través del barroco un nuevo estilo que buscase la comunicación directa con el ciudadano a través del sentimiento y de la emoción. Este nuevo arte, más dinámico y expresivo, que pretendía crear una propuesta artística más próxima al gusto cortesano y urbano, finalmente, se convirtió en un estilo heterogéneo que fue la antesala del pensamiento y el gusto contemporáneo.
La primitiva iglesia fue construida tras el descubrimiento del sepulcro del santo en el siglo XIII, las reformas posteriores han creado un templo de extraordinarias proporciones. Desde finales del XVII y durante buena parte del XVIII se elevó la actual basílica. En la primera fase se levantaron la nave, la portada y la torre. La fase rococó, en el tercer cuarto del siglo XVIII, supuso la construcción del crucero y la cabecera con el camarín. Por último, hacia 1831 se procedió a la reforma decorativa de la nave, en estilo neoclásico, y a la elevación del coro de los pies.
En su exterior presenta sólidos muros de sillería y contrafuertes en el lado del Evangelio, acompañados por interesantes juegos de volúmenes. Pero de todo el conjunto brilla con luz propia la espectacular portada, situada en el muro de la Epístola. Es la primera obra barroca de la basílica. Posee estructura absidial, presenta dos cuerpos de columnas salomónicas y está rematada por un cuarto de esfera. La abundante decoración que recubre su arquitectura le confiere una gran riqueza y espectacularidad, convirtiéndola en un gran retablo en piedra. Las hornacinas del primer cuerpo alojan las esculturas de San Pedro y San Pablo, y la central del segundo la imagen de San Gregorio Ostiense. En los paños laterales de este cuerpo se aprecian dos relieves alusivos a la historia del santo. Flanqueada por columnas salomónicas de más de tres metros de altura y de una sola pieza, inspiradas en la obra de Bernini, que terminan en capiteles compuestos.
Había relieves con escenas de la historia del santo, que, junto con la decoración de los casquetes del gran cascarón en que termina la fachada, a lo largo del siglo XX se han perdido casi en su totalidad. Una lástima ya que era una de las mejores de España en su estilo.

El interior del templo, tiene forma de cruz latina, nave de cuatro tramos y cúpula octogonal que remata el crucero y que aporta una iluminación muy especial con brazos y cabecera semicirculares, en el que conviven el barroco de comienzos del siglo XVIII y el rococó de la segunda mitad de esa centuria. En su entrada destacan las pinturas murales que narran la pericia de San Gregorio en una plaga que tuvo lugar en la comarca en el siglo XI.
Y con diferencia, lo más destacable es la cabecera de estructura trebolada, que aparece rematada por una monumental cúpula octogonal que corona el crucero del que desciende un chorro de luz que da al presbiterio una iluminación escenográfica.
En el crucero triunfa el rococó con una decoración espectacular, que unida a sus especiales estructuras e iluminación hacen de él un conjunto extraordinario en su género. En el retablo central aparece San Gregorio Ostiense, flanqueado por Santo Domingo de la Calzada y San Juan de Ortega, y en los laterales, el del Evangelio está dedicado a San Joaquín, y el otro a San  Isidro Labrador.
Destacan la arqueta-relicario de plata en la que se guardan las reliquias, consistentes en la casi totalidad de los huesos del Santo, obra del Bajo Renacimiento navarro. Se conserva en el Museo Diocesano de Pamplona, y se traslada a la basílica cuando se celebra su fiesta. Y la Santa Cabeza, labrada en plata.
El conjunto está formado por la basílica barroca, enfrente  la casa-hospedería recientemente rehabilitada.
Entre ambas, el pequeño templete donde se da a adorar la reliquia. 
La razón de ser del santuario de San Gregorio Ostiense es la propia reliquia del santo, su Santa Cabeza, que se conserva bajo un rico forro de chapa de plata. Centra la leyenda cómo San Gregorio, monje benedictino del siglo XI, libró a Navarra de una plaga de langosta. Sepultado en la basílica, pronto se convirtió en protector contra la langosta, el pulgón y otros insectos.






Su esplendor fue durante los siglos XVI, XVII y XVIII, en el centro socio-religioso más importante de Navarra y uno de los más activos de España, al que de todos los rincones de la piel de toro llegaban comisiones en busca del agua que había pasado por sus reliquias, la cual tenía la virtud de acabar con las plagas que periódicamente asolaban el campo. De ahí la tradición de pasear la reliquia por múltiples localidades y pasar agua por la cabeza para posteriormente echarla sobre el campo con el fin de asegurar una buena cosecha. También se bebe para evitar o curas los males de garganta. Ello justifica la frase hecha: "Andar más que la cabeza de San Gregorio". San Gregorio Ostiense no sólo era eficaz contra las plagas del campo, sino que también lo era contra los males de oído, y ayudaba a la gente a buscar pareja. Y el tañido de las campanas de su torre tenía la virtud de hacer desaparecer los rayos y convertir la piedra en fina agua.
Para terminar con las propiedades, en la Basílica hay un ladrillo que pisaban los mozos y mozas solteros para buscar novio/a.  
Durante el mes de mayo, los pueblos del valle de la Berrueza, de Valdega y Los Arcos peregrinan los domingos hasta el santuario, después de la misa y procesión se organizan comidas campestres.

sábado, 15 de diciembre de 2012

SIERRA DE LA AIXORTÀ

MORRO BLAU(1.125m.) Y MORRO BLANC (1.084 m.)

FICHA TÉCNICA-
DÍA: 15/12/2012
PARTICIPANTES: Vicente, Patro, Julián y Lourdes.
TIEMPO ESTIMADO: 6 horas.
DISTANCIA: 15 km.
DIFICULTAD: Media.
PR-CV 49 y 150. Marcas azules y restos de un GR.
Vértice Geodésico:  Morro Blau de 1.125 m.  nº 82201.
PUNTO DE INICIO: Desde la Autopista A7, salida 64, en Benidorm, dirección a Callosa d'Ensarria, desde allí por la CV 715 hasta Bolulla.

ITINERARIO:
Bolulla- Font de Rondant -  Barranco del Negre - El Blanquinal - Casas del Collado - Collado del Castellet de Garx - Barranc de la Serra o de la Canal - Morro Blau - Morro Blanc - Barranco del Negre - Foia Roja - Barranco de les Pomeretes - Rodeando la Penya de l'Or - El Figueral - La Foieta de les Oliveres - Bolulla.


La sierra de Aixortá es de naturaleza calcárea,  está estructura da como resultado un relieve muy abrupto y de fuertes pendientes. Está situada al norte de Alicante, entre la Marina Alta, la Marina Baja y el Comtat, y forma parte de una alineación montañosa con la Serrela. Rodeada por los municipios de Bolulla, Guadalest, Tárbena, Benimantell, Beniardá y   Castell de Castells.
Por el Este se encuentra separada de la sierra de Bernia por las fuentes del Algar. Por el Oeste, se alinea con un conjunto de montañas  en la Serrella. Su máxima elevación es la Penya Alta o Aixortà con 1.218 metros. 
Se trata de una sierra amplia, en forma alargada, que presenta una cara sur bastante abrupta, ya que el desnivel desde el fondo del valle de Guadalest hasta la cima es importante, casi mil metros. La ascensión más sencilla se realiza desde el norte, de Castell de Castell. Una impresionante pared de cerca de 200 m. separa la cima de las suaves lomas por las que se aproximan las pistas forestales. Lo único que salva a esta tranquila sierra de no ser más que una loma elevada es su altivo amurallamiento cimero.   El árbol más habitual de la zona es la carrasca, pino y algún ejemplar de tejo. Debajo de la cima , en la Fuente de Teix, hay un refugio y una fuente con una plantación de tejos jóvenes. Pero repartidos por las laderas de la cara norte del Aixortà hay alguno más veterano. En Alicante hay tejos en la Sierra de Aitana, en la Sierra de Mariola y en la Font Roja.
Hoy vamos a internarmos en esta sierra desde el Este, recorriendo parte de la "Ruta del Correuer", que era la utilizada hasta mediados del siglo XX por los carteros para transportar la correspondencia desde Callosa d'En Sarriá y Bolulla hasta Castell de Castells, y viceversa. Más adelante buscaremos caminos alternativos.



RUTA:
Son las 8 de la mañana y hay 13 grados.
Aparcamos en la parte alta de Bolulla, al lado del Bar l’Era. Nos avisan, en valencià, que hoy hay feria y no se puede estacionar. Pero un extranjero en inglés, creemos que nos intenta explicar, usando el sorry, que cuando volvamos va a haber tanta gente que nos va a ser imposible salir. Un poco exagerado el Lord, pero no nos reiremos mucho hasta estar de vuelta con el sorry.
La ruta comienza enfrente del bar l’Era. El camino tuerce hacia la derecha por una pista asfaltada entre naranjos, mandarinos, nísperos, aguacates…En principio vamos a ir por el PR-CV 49,  pero las señales blanca/amarilla son escasas. El camino nos va elevando sin mucha exigencia, primero por la orilla izquierda del río seco, luego por medio del cauce, para que en unos metros nos cruza a la derecha adentrándonos en una pinada. Es el Barranco del Negre, totalmente seco. Baja desde la cara norte de la sierra y se precipita hasta más abajo del pueblo de Bolulla para tributar sus aguas al río Algar.
Enseguida tenemos vistas al impresionante Tossalet de Tárbena,. Moles gigantescas de rocas se abren delante de nosotros. La senda, que transcurre por la zona señalada como el Blanquinal, sale a una pequeña carretera. Vamos a la izquierda.
Al dar la curva vemos un par de grandes hitos de piedra en la izquierda del arcén que desechamos. Continuamos por la carreterita embreada girándonos ante el espectacular panorama de la Sierra de Bernia y el sol amaneciendo dando unos tonos rojizos/naranjas a la bruma marítima. Espectacular.
Hay un par de senderos, atajos, para acortar la carretera y hacer más llevadera esta ascensión. Hay gente recogiendo aceitunas. Se convierte en una pequeña senda. Sobrepasamos la casa del Collado, que está en venta, y unas ruinas a su lado con unas vistas impresionantes al Mediterráneo y a la Sierra de Bernia.
Llegamos al Collado del Castellet. Hay un hito de piedras a la izquierda del camino, lo tomamos y al girarnos vemos la Penya del Castellet, donde se distinguen restos del antiguo torreón fortificado con vistas al infinito Es el Castells de Garx. Tenían buen gusto para los emplazamientos estratégicos.
Vamos avanzando al costado del Barranco de la Serra o de la Canal, pasamos por unos corrales en ruinas que dejamos a nuestra derecha,  y cogemos  una senda de a fila de a uno. Hacia delante se ve la peña de la Aixortá erguida y hacia atrás cada vez disfrutamos de unas vistas más abiertas a la Sierra de Bernia, del Ferrer, el cascarón de proa del Montgó...."¡¡ Oye que está Ibiza detrás de la Sierra del Ferrer!!",comenta un miembro del grupo. La verdad es que se aprecia muy bien. Pocas veces tiene tanta visibilidad, y mira que llevamos años elevándonos lo más alto que podemos por la provincia..
Llega la senda hasta un collado o explanada con mucho matorral y vemos un hito a la izquierda con dirección  directa a la cima. Vamos a buscar una ruta intentando pisar poco camino ancho. Subimos poco a poco, por un sendero marcado con hitos de piedra y pintura azul,  dejamos otra casa del Sacanyar, en ruinas a nuestra derecha, con una inmensa carrasca.
De hito en hito, pasamos por una finca labrada, que parece preparada para la caza, al lado de una balsa vallada, aparece un  camino, a diez metros por la derecha  una senda, también con  hitos, nos lleva casi sin darnos cuenta hasta un camino ancho. Un Km. para la font del Teix. Nos incorporamos al  PRCV 150 que sube desde Castell de Castells al Morro Blau.
Hace poco que estuvimos en la cumbre de la Xortà, hoy no la visitaremos, vamos a buscar otro camino para hacer la bajada desde el Morro Blau. Vemos, según el GPS, que desde aquí hay una senda, vamos a seguir, investigando.
Por la pista vemos un coche destrozado, hay una bifurcación hacia el Este. Quizá usemos esta senda, tiene buen aspecto. Nos encaminamos hacia el Sur de la Sierra de la Aixortà y con una última cuesta exigente nos encaramamos sobre el Morro Blau, de 1.125 m. El día, a pesar de que está nublado, tiene una luminosidad y una claridad que permite unas perfectas vistas a toda la crestera de la Sierra de Aitana, al Puig Campana, al Ponoch, a la Sierra Helada, el Bernia, el Ferrer, el Montgó....
Al fondo Tárbena, la Sierra del Ferrer y detrás Ibiza.
Fotos de cima y mirada en derredor. Tenemos hambre pero corre viento y no se está muy a gusto, así que decidimos desandar  por la pista unos 50 metros y entre una pinada disfrutamos de los exquisitos bocadillos, tabla de quesos, pastelería  navideña variada y alegre charla. Con esta compañía todo sabe bueno.
Vemos en el mapa que al lado tenemos el Morro Blanc, de 1084 m. de altitud, así que coronamos “con gran esfuerzo” el segundo mil del día.
Bajamos un poco más y en la curva a la izquierda hay una finca labrada por donde descendimos una vez hasta Callosa d’Ensarria, vamos a ver si están los hitos, pues si, hay pocos pero siguen allí. Esta senda baja por toda la loma, primero se desvía hacia la izquierda y luego girando a la derecha, para evitar las peñas, baja rápidamente hasta la Foia Roja y Foia Sellés.
Pero hemos visto antes la otra senda y ha gustado más a la mayoría, así que volvemos por el camino ancho hasta el coche destrozado. No tiene perdida con ese hito tan enorme, ¿como lo habrán podido subir hasta ahí???.
Bifurcación hacia la derecha. La bajada es pronunciada y espectacular, entre paredones de 1.000 m., que nos rodean a ambos lados, vamos descendiendo en picado por el Barranco del Negre. Hay una buena senda y se ve que está frecuentada por montañeros, por lo pisada y la multitud de hitos que nos acompañan. Los abancalamientos llegaban casi hasta la cima. Nosotros bajamos en poco tiempo sintiéndonos como miniaturas en ese escenario de proporciones inmensas. Al acabar la zona rocosa se transforma en un idílico sendero donde nos encontramos una bifurcación hacia la izquierda, que nosotros dejamos para una próxima aventura, pero creemos que nos llevarán hasta la zona del Blanquinal (por donde hemos pasado a la mañana). Estamos en la Foia de Sellés, la senda, si miramos hacia atrás, nos permite ver la loma de la parte derecha de nuestro descenso, por donde bajamos tranquilamente sin saber los desfiladeros a los que estábamos encaramados y los vertiginosos precipicios de la zona.
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Continuamos rectos viendo de frente el valle y huertos de invernaderos  de Callosa de Ensarria y la bahía de Altea con el Bernia varado en su orilla.
En este momento comienza a salir el sol, es un día de calor, unos 20 grados,  más bien parece primavera que invierno. Pero suele ser lo habitual en Alicante, por los barrancos que hemos recorrido hoy, donde no corre el aire hemos encontrado tomillos, romeros, brezos floridos y margaritas XL. La naturaleza no sabe en que estación del año está y nosotros sólo mirando el calendario.Llegamos a un cruce de sendas en la Foia Roja. A la derecha, a 50 metros, hay un barranco y  con una casa en ruinas y bancales de almendros. A la izquierda en 10 metros tenemos una bifurcación a la derecha con un punto azul. La cogemos y el hermoso camino de herradura nos baja por el lateral del barranco de les Pomeretes, con vistas a los invernaderos y la bahía de Altea y la omnipresencia del Penyo de l’Or de frente. La bajada no tiene perdida, incluso hay marcas de GR, algunas borradas. Por una pinada llegamos a un camino. Aquí el desvío es a la izquierda para rodear por su base todo el Penyo de l’Or.

La otra vez que vinimos había una valla que no nos permitió acceder desde aquí a Callosa, ésta ha desaparecido, los invernaderos en ruinas continúan y hay muchas señales rojas indicando que llevamos la dirección correcta. En un perfecto círculo nos colocamos encima del pueblo de Bolulla y bajamos entre invernaderos con nísperos hasta una pequeña carretera. En esta zona hay casas de labranza y de asueto, con oliveras, algarrobos centenarios y vistas panorámicas a la Sierra de Bernia y del Ferrer. Las marcas desaparecenn, pero con el GPS y con el pueblo de Bolulla a la vista llegamos por la calle del Cementerio sin pérdida, casi con pena de haber acabado tan pronto una preciosa ruta muy recomendable. Volveremos a hacer pronto una incursión desde aquí, con pequeñas variantes, para conocer todos los rincones de este lugar tan paradisíaco. Tienen feria de Navidad, la de Santa Lucía, entramos a mediodia y hay poca gente, damos una vuelta y llegamos hasta el coche. Comprobamos que el inglés es un poco exagerado, porque salimos sin ningún atasco de tráfico del pueblo.

sábado, 1 de diciembre de 2012

CAVALL (708 m.), DESDE TORMOS.

CONTRA VIENTO Y LLUVIA-

Nuestra ruta en puntos rojos.
FICHA TÉCNICA-
DÍA: 1/12/2012
PARTICIPANTES: Vicente, Julián y Lourdes.
TIEMPO ESTIMADO: 7 horas.
DISTANCIA: 15 km.
DIFICULTAD: Alta. En  la crestera hay que avanzar con cuidado y el añadido de la llovizna nos ha complicado un poco la ascensión ( opina alguna).
VÉRTICE GEODÉSICO: 8228 con 708 m.
PR-CV 58.1, ramal principal, y señales verdes en forma de círculo.
PUNTO DE INICIO: Salir en la AP 7 en Ondara, pasar Benidoleig y en Orba hacia la derecha, a Tormos. Cementerio de Tormos.

ITINERARIO:
Cementerio de Tormos - Cruce a Sagra- Pla dels Poets - Cavall - Mas de la Mata - Pla dels Poets- Sagra - Tormos.

Camí d’Ebo
Se trata de el antiguo camino de herradura entre Tormos y Vall d’Ebo, utilizado para intercambios de mercancías entre estas dos poblaciones y para la circulación de personas. También era utilizado para traer el trigo de Vall de Ebo que acostumbraban a moler en Tormos.
Los habitantes de Tormos lo usaban para acceder a áreas de cultivo de secano en las laderas de montaña, principalmente para ir a la zona conocida como els Poets.
En este camino encontramos un fuerte contraste entre la zona baja, de huerta de Tormos y en el secano de montaña encontramos pequeñas casas de campo usadas en los periodos de trabajo como la siembra o la cosecha, pequeños pozos característicos de la zona, usados principalmente para abrevar a los animales y un par de corrales. Atravesamos una zona muy poco alterada en la que buena parte del camino sigue siendo exclusivamente pedestre. PR-CV 58.1.
Nuestra ruta va a transcurrir primero por los escalones de piedra del cami de vall de Ebo que nos permitirá acceder hasta el Pla dels Poets y desde allí nos encaramamos a la Serra del Migdia, ascendiendo al Cavall (o Cabal) que es uno de los picos, a una altitud de 708 metros. Es una excelente atalaya sobre el valle del río Girona. Desde su cima se ven otras montañas como el Benicadell,  Aitana, la Segaria o el solitario Montgó, que parece cerrar el valle. En algunas de las cuevas de la sierra se conservan pinturas rupestres.


RUTA:
El día está un poco brumoso, pero creemos que levantará durante la mañana. Así que nos calzamos las botas, cogemos los chubasqueros por si acaso  y salimos por el lado izquierdo del cementerio donde comienzan las señales del PR-CV 58.1, camino del Valle de Ebo.
Subimos por el sendero que serpentea en un principio por la solana,  son escalones de piedra de un antiguo camino de herradura, lo que nos hace subir rápidamente pero sin gran esfuerzo. Primero, pasamos la bifurcación hacia las pinturas rupestres, que quedan a la izquierda. Seguimos por la derecha, alzándonos sobre el valle y rodeando el monte hasta meternos en la umbría. Transitamos por debajo de la sierra de Recingles ( o Resingles). De vez en cuando  nos damos la vuelta y el Montgó ha desaparecido de nuestra vista ya que lo cubre la niebla. La sierra de la Segaria tiene desde este ángulo una gran planta montañera con grandes riscos picudos que la coronan y comienzan a caer unas gotas.
Sobrepasamos el desvío al pueblo de Sagra, a la izquierda, lo desechamos y seguimos en continuo ascenso hasta llegar al Racó de la Dona, un pequeño apartado donde hacer un descanso. Observamos el valle que forma el río Girona y las peñas que lo cierran.
Más adelante salimos a una planicie inundada por el palmito conocida como el Pla dels Poets. Si tenemos cuidado, en el margen izquierdo hay un hito de piedra que nos desvía del sendero de pequeño recorrido y nos guia a una vaguada donde a mano izquierda hay una casa en ruinas y un gran pino. Debemos buscar entre sendas sin señalizar un pozo de agua que queda a mano derecha de la desvencijada casona. Así que entre trepadas de tapias de huertas abandonadas vamos ascendiendo. Los bancales en algunos sitios están derruidos y eso nos facilita el avance, pero en algunos momentos hay verdaderos muretes que se mantienen en pie y nos hacen escalar. La zona tiene romeros, matorral y pinos.
Por fin vemos un circulo verde que nos señala que vamos en la dirección correcta. (La otra vez que vinimos no encontramos este sendero, sino que avanzamos desde esta misma casa por debajo del cordal y también hay unas marcas que nos permitieron rodear la montaña a media altura, salir por debajo de la Cova Blanca y desde allí ascender al Cavall. La senda es preciosa, el problema es que estaba invadida por el palmito, en algunos momentos y era casi imposible pasar. No sé como se encontrará ahora). Contentos de encontrar el camino señalizado vamos ascendiendo ya sin bancales por la sierra entre rocas. Es una subida muy inclinada, pero técnicamente sencilla que nos encumbra hasta un collado, con una pequeña vaguada herbosa. A la izquierda hay un peñón rocoso y a la derecha tenemos  un circulo verde que nos muestra la cresta a recorrer.
En  la cima del Cavall
Por el cordal, vamos  a veces por el filo pasando a caballo y otras  por su parte derecha,  usando las manos para trepar por el lapiaz. Cae un poco de agua y tenemos que ir con cuidado.  Después de mucho de un rato de trepe/destrepe llegamos con gran alegria  al vértice del Cavall, está acompañado de dos olivos silvestres o acebuches. A pesar de ser un monte no demasiado alto, desde su cima se ve sin problemas el norte de Alicante y Valencia, el Montcabrer, el Benicadell, la Foradà, la Safor, el Montdúver y el mar. Debido a la niebla hoy no llegamos a ver la cara sur,  Aitana, Serrella, Cocoll y, hacia el este nos perdemos la visión de forma especial, del Montgó, que parece vigilar el final del valle del río Girona ( la otra vez nos sorprendió la vista al macizo, parecía un barco varado en medio del mar). Hacia el sur lo máximo que vemos es el Cavall Verd, imponente. 
La cumbre que más esfuerzo nos ha costado  conquistar (por lo menos para alguna). Un merecidisimo hito con lo que conlleva de sacrificio y riesgo. Las condiciones del día no eran óptimas, un poco de lluvia y algún paso aéreo, lo hacen poco recomendable para gente con vértigo. De ahí mi calificación de dificultad alta. Pero esto es algo subjetivo, los mozos dicen que no, que ha sido una trepada sencilla.
El Cavall a nuestras espaldas.
Después de las fotos, descendemos. Al principio hay que seguir avanzando entre lapiaz con el inconveniente de tener cuidado al apoyar los pies, pero enseguida pisamos un collado herboso. La dificultad  estriba en que la senda va casi en vertical en un primer momento, pero enseguida se enfila hacia el paso que tenemos mirando al  frente y se convierte en un sencillo paseo por el monte. ¡Ya era hora.!
Nuestro recorrido ahora tiene alguna señal verde, pasamos por una gran llanada con restos de tapias donde ha habido ganado, por los excrementos que hallamos puede haber sido alguna vaca.  Sin darnos cuenta vamos descendiendo por lo que parece una cañada y en un momento vemos que hemos perdido las señales y que en vez de ir por el collado vamos bajando directos al barranco situado entre el Corral de la Carrasca y el de la Mata, pues bien continuamos por el atajo.   
En el "restaurante"
La vegetación es de matorral bajo, en alguna zona no se puede avanzar pero lo esquivamos en zigzag hasta conseguir enlazar con el PR-CV 58.1, camino de Ebo a Tormos.
Al lado tenemos el huerto que rodea el Corral de la Mata, que cuenta con unos ejemplares de higuera con unos gruesos troncos y  pequeños nogales con las hojas vestidas de otoño.
Decidimos comer aquí, hay una mesa preparada con sus bancos. Reponemos fuerzas, aunque los médicos cada día nos amargan más la existencia con unos listados que creo que ellos ni leen, por lo menos mi doctor de cabecera. Así que como los ascetas, poca comida y mucha filosofía para la hora del almuerzo.
Ya por camino ancho vamos hacia la derecha . Primero transitamos al lado de unas parcelas con almendros y ya más adelante nuestro caminar es por debajo de las enormes peñas del Migdia, que hemos recorrido antes por arriba, sin apercibirnos de la inmensa mole de piedra que pisábamos, desde arriba parecía solo una inmensa pradera.
Hay otra huerta situada en un sitio estratégico, justo al final del barranco, lo que permite que tenga una cantidad de agua y arboles que da a la zona un color especial.
Cova Blanca
Desde esta parcela, cruzándola por medio, sale una sendita estrecha que sólo permite circular a una persona y que nos lleva a media ladera de la sierra con preciosas vistas al Barranco del Frare, a las playas de Pego y a la cara norte de la Sierra del Migdia, con su Cova Blanca. Es una zona donde ha habido bancales con sus típicas tapias de piedra seca, pero está bastante deteriorada.
Llegamos a la zona del Pla del Poets y vemos una casa en ruinas. Desde aquí, si quieres ir a Pego, a la izquierda hay una preciosa senda, pero nuestro destino es Tormos.
Nos dirigimos hacia la derecha, nuestro sendero está casi cerrado por el palmito. Que lástima que este tan poco cuidado este ancestral sendero de pequeño recorrido.
Al fondo el valle del Girona,  la Rectoria.
Avanzamos hasta llegar al cruce de Sagra. Decidimos  irnos a la izquierda e investigar el otro camino en dirección al otro pueblo llamado Sagra. Vamos  a recorrer la senda que lo unía con el Valle de Ebo y las vistas cambian, caminamos más cerca de la Segaria llegando hasta el depósito del agua y desde allí accedemos al pueblecito. En apenas un kilómetro, entre huertas de naranjos, limoneros, regresamos a Tormos. 
Nuestra ruta en puntos rojos.