Machado

"Caminante, son tus huellas el camino y nada más; Caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace el camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante no hay camino sino estelas en la mar". Machado.

sábado, 17 de enero de 2015

SIERRA DE MARÍA-LOS VELEZ: ALTO DE LOS CUERNOS(1.942 M.) Y PICO CABEZO (1.945 M.)

ROZANDO LOS 2.000 EN LA SIERRA DE MARÍA-LOS VÉLEZ


FICHA TÉCNICA-
Día: 17/01/2015
Participantes: Santi, Vicente y Julián.
Tiempo estimado: 6 horas.
Distancia: 15 km.
Dificultad: Media
Como llegar: Por la autovía Alicante a Murcia. Salida 138, en dirección a Almería y Granada. Autovía hasta coger la salida 651, dirección Granada. Seguir por la A-92 hasta la salida 94, en la localidad de Chirivel. Nada más salir de la autovía tomar el primer camino a la derecha, que cruza por debajo la autovía. Hacia la izquierda, unas granjas y, avanzamos, hasta llegar al Cortijo de los Chaveses. Tomamos el camino de la izquierda de la casa que en subida nos mete en una zona de pinos. Ya dentro del pinar, cuando el camino deja de subir y toma dirección Este, en un cruce dejamos el coche.

ITINERARIO:
Cortijo los Chaveses- Alto de los Cuernos- Collado de los Cuernos- Pico Cabezo - Sabina Albar- Mirador- Sabina Mora - Cortijo Collado del Mojonar-Vereda de la Merced-Cortijo los Chaveses. 


El Parque Natural de la Sierra de María-Los Vélez es un macizo montañoso, situado en la zona norte de la provincia de Almería, con una superficie de 22.562 hectáreas y altura máxima de 2.045 metros de altitud. Se extiende por los municipios de Chirivel, María, Vélez-Blanco y Vélez Rubio. Se accede desde la Autovía A-92, con salidas en Chirivel y Vélez Rubio. Dispone de oficinas de información en el “Mirador de la Umbría de la Virgen”, en María, y en el “Almacén de Trigo”, en Vélez-Blanco.La Sierra de María es una de las integrantes del sistema montañoso de las Cordilleras Subbéticas. Algunos defienden que es el verdadero y original lugar de nacimiento del río Guadalquivir. Son suelos calizos en los que abundan las formaciones kársticas con numerosas quebradas y grietas de gran influencia en los ecosistemas del parque.

La gran riqueza biológica es albergada por una abundante masa forestal en la que se conjugan bosques de pino negral o laricio, autóctono, con reforestaciones de pino carrasco. En las repoblaciones de Sierra María también se empleó el pino resinero (Pinus pinaster) en cotas medias, resultando ser la Umbria de la Virgen (en el término municipal de María) la zona en donde esta especie se ha desarrollado con mayor vigor.

Las zonas más próximas a los valles se convierten en bosques ralos de encinas  entre las que crecen otras especies típicas del Mediterráneo como jaras, lavanda, matagallos, mostajos,coscojas, quejigos, romeros y tomillos.

En las áreas de mayor altitud, sólo pueden crecer algunas especies adaptadas a las poco frecuentes precipitaciones y las temperaturas extremas de la zona, por lo que la cubierta vegetal es escasa. Como especies más características el enebro y la sabina rastrera, en las cimas son el piorno azul y el cojín de monja son las especies predominantes.




RUTA:
Una vez aparcado el coche en la pinada, cogemos el camino de la izquierda. Comenzamos por una cuesta exigente, sabiendo que en apenas 3 kilómetros subiremos casi 700 metros de desnivel. Al principio seguimos el camino que sale hacia arriba pero pronto nos damos cuenta que toma dirección Oeste y lo dejamos para monte a través llegar al camino que nos lleva a la falda de la cumbre de los Cuernos, por donde ascendemos.

Es una pista ancha, acompañada de una pequeña pinada, que discurre en dirección a los paredones rocosos que tenemos enfrente.
En lo alto de un peñasco vemos una cabra montesa que nos observa tranquila dada su lejanía. En principio dudamos si es una persona o una cabra, pero con el objetivo de la cámara fotográfica vemos que es lo segundo. Mal día para el animal, andan otros de dos patas con intenciones aviesas. Nos damos cuenta un poco más adelante cuando nos encontramos con unos cazadores, con rifles, que nos avisan que hoy hay una batida de caza. Nos dejan pasar hacia la cima, pero debemos ir para adelante sin mirar atrás y no meter mucho ruido. 

La subida por la cresta es cómoda, sin  piedra suelta, teniendo en cuenta que el pico al que nos encumbramos cuenta con casi los 2000 metros de altitud. 



Sopla el viento sin piedad. Fuerte y frío. 
Tenemos un gran repecho que superar, el mar de nubes en los valles y el resto de las cimas de la vertiente Sur lo cubren todo.
Conforme ganamos altura se acentúa más el rigor del viento lo que nos obliga a hacer una parada para abrigarnos.





Vemos enfrente el peñón rocoso de la primera cima del día, con el vértice geodésico que destaca en color blanco. 
Un último esfuerzo antes de encaramarnos a la cima. Una parada para tomar una barrita energética. El frío es intenso.

Estamos en el hito del alto de los Cuernos, a 1.942 metros de altitud. Al Sur está la sierra de Baza y Filabres, pero no hay visibilidad; al Norte la Sagra, que tampoco alcanzamos a ver;  y el alto de la Burrica y de María, pero el día no nos permite disfrutar de extensas vistas. Las nubes nos rodean dejándonos ver poco, apenas las  cimas de las sierras.




En ligero descenso nos situamos en el collado del Cuerno, para desde aquí un último esfuerzo para remontar hasta el siguiente objetivo el Cerro Cabezo, de 1.946 metros, que siendo algunos metros más elevada que la anterior, no tiene vértice geodésico ni marca que así lo acredite. Apenas hay sendero, ni hitos, pero el GPS nos guía por toda la crestera.




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Se conserva un pequeño manto de nieve helada en un tramo al lado de la cima.
La helada es manifiesta, las pocas plantas están cubiertas de hielo, el terreno rígido y blanquecino, con apenas piedra suelta. 






Comenzamos el descenso sin apenas cambios en el paisaje, nuevas montañas heladas, un poco de nieve y una lejana pista de tierra en el estrecho valle que parece nuestra próxima referencia. 

A lo lejos se ve un grupo de coches aparcados, a buen seguro de los cazadores que nos hemos cruzado al principio de la ruta. La bajada es rápida y el viento pierde intensidad a medida que nos alejamos de la cimas.






Bajamos dirección a la fuente de Los Huertos pero al llegar al collado que hay entre la fuente y Pico Pozo Franco, decidimos desviarnos y avanzar a media ladera, manteniendo la altura hasta llegar al siguiente collado donde existe el enlace con un camino ancho.
Nos vemos obligados a saltar una valla de alambre, pero estamos ligeros y apenas tenemos problemas para hacerlo. Llegamos a un camino y avanzamos por él.

Ante nosotros vemos la imponente Sabina Albar de más de 600 años de antigüedad, su gran porte le ha permitido sobrevivir al paso de los años en esta climatología tan adversa. Es un auténtico milagro.



La sabina albar (Juniperus Thurifera L.)se trata de un árbol de hasta 20 metros de altura con porte variado. La copa es muy densa de color verde oscuro o algo glauco. Las hojas son las más grandes entre las sabinas, escamosas y con el ápice levemente separado de las ramillas. Los frutos, al madurar, son redondos, azulados y pruinosos (cubiertos de cera). Es muy resistente a condiciones térmicas extremas. Se trata de una especie singular en la zona, ya que es fácil de ver en los sabinares manchegos pero no en Andalucía, donde se presenta de forma dispersa y poco abundante en su límite de distribución respecto al continente Europeo.


Tiene una madera de grano fino muy aromática, de hecho el término Thurifera quiere decir productora de incienso por el aroma que desprende al quemarse. Es una sabina ancestral, que ha sido vallada para su protección.
Después de sacar fotos proseguimos por el camino, en dirección Este, hacia el Cortijo de la Sierra.
Recorremos el barranco de la Sierra con grandes desniveles. 
Después de una parada en un espectacular mirador, el de la Sabinas seguimos hasta la próxima curva donde nos desviamos, continuando rectos, en un campo a través, para llegar a tomar el Camino de la vereda del Mojonar. 
En el citado mirador podemos admirar unos ejemplares de Sabina Mora (Juniperus phoenicea L). Se han conservado con vida gracias a su situación a resguardo de las inclemencias del clima tan extremo.

Sobrepasamos el cortijo del Mojonar y desde este punto tenemos una pequeña cuesta en la que ponemos nuestro ultimo esfuerzo para llegar al Collado del Mojonar y al lado está situado el cortijo del Collado. En la siguiente bifurcación a la derecha. ¡Sorpresa!, pero desagradable.
Poco antes de llegar al coche, a la derecha, vemos los remolques de los perros de los cazadores y poco después un individuo, con rifle al hombro, nos corta el camino. Dice que faltan por llegar los perros, pero que todavía puede haber algún disparo. Nos toca esperar un cuarto de hora y, una vez que han pasado los canes, llegamos al coche.

Creo que estas cosas deberían estar mejor organizadas, sin molestar a los caminantes.

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