Machado

"Caminante, son tus huellas el camino y nada más; Caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace el camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante no hay camino sino estelas en la mar". Machado.

viernes, 19 de agosto de 2016

8ª ETAPA- DE TRIENT A VALLORCINE POR EL COL DE BALME

TMB- 8 TOUR DU MONT-BLANC


(7ªETAPA)                                                                                                                       (9ª ETAPA)
FICHA TÉCNICA-
Día: 19/08/2016
Participantes: Pedro, Nacho, Julián y Lourdes.
Tiempo estimado: 8 horas.
Distancia:  20 km.
Dificultad: Media-alta. Por su continuo desnivel.
Wikiloc: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=14718300


ITINERARIO: 19 de agosto
Auberge du Mont-Blanc/Trient (1.280 m.) - Le Peuty - Les Herbagères(2.036 m.) - Col de Balme (2.191) - Col des Posettes (1.997 m.) - Aiguillette des Posettes (2.201 m.) - Col de Montets (1.461 m.) - Vallorcine/Gîte Mermoud


RUTA:
La etapa de hoy comienza deshaciendo un pequeño trecho del camino que hicimos en la etapa anterior.

Caminamos en dirección a la iglesia de Trient y justo al finalizar el pueblo, al lado de la estación de autobuses, nos dirigimos rectos, en ascenso, hacia la pequeña aldea llamada Le Peuty.

























Pasado el grupo de pequeñas casas, donde abunda la cría de animales domésticos, vacas, gallinas, ocas..., el camino se suaviza.
Nos llaman la atención los pequeños edificios al lado de las casas principales, parecen hórreos asturianos.
La previsión del tiempo nos anunciaba que a primera hora estaría encapotado y por eso hoy no hemos madrugado tanto. Desayunamos a las 7 y le dejamos al día que vaya levantando despacio. Las cimas de las montañas que nos rodean están todavía ocultas por las nieblas.  

En el cruce existe un poste indicador y una hornacina con una imagen de la virgen. Debemos hacer un giro a la izquierda y nos dirigimos hacia el col de Balme, frontera entre Suiza y Francia, este primer país lo abandonaremos definitivamente hoy.

El paisaje tiene unas tonalidades de un verde intenso que llaman nuestra atención. El tamaño de sus hojas es descomunal.




















Nos internamos en la niebla, y caminamos unos minutos envueltos en ella, viendo delante nuestra toda una romería de gente que nos precede. Casi todos han hecho noche en el mismo albergue du Mont Blanc.
Cuando la bruma parece que está más cerrada y densa se produce el milagro. De repente, desaparece, dejándonos ver el entorno, el valle que hemos remontado y el collado que nos espera.

El sol se ha impuesto y  luce con fuerza dando unos tonos azules fuertes al cielo. Y los restos de la neblina permanecen sobrevolandonos unos minutos hasta que deciden desaparecer. Tenía razón Pedro, sólo había que darle tiempo a que entrara el día y las brumas han desaparecido por arte de magia.
Llegamos al cruce de Les Herbagères, a 2.036 m. Lo desechamos y continuando rectos.
Los omnipresentes rododentros no podían dejar de aparecer. En una umbría todavía conservan alguna preciosa flor.

Vemos el barranco de nuestra derecha recorrido por el arroyo (nant) llamado Nant Noir y en su cabecera permanece un pequeño nevero que será la reserva de agua para todo el verano.
De frente vemos el refugio del mítico Col de Balme, frontera entre Suiza y Francia. Hacia atrás van apareciendo las cúspides de la cordillera y las zetas del sendero recorrido.

























El Col de Balme (2.191 m.) abre sus vistas hacia las colosales cimas del valle de Chamonix. Está en medio de una estación de esquí, llegan numerosos telesillas a ese lugar y, por tanto, hay mucha gente por el collado.
Hacemos un alto en el camino para disfrutar del entorno y tomar un café. El sitio lo merece. Vemos una procesión ininterrumpida de gente que sube y baja, de los puntos más concurridos de todo el Tour. Como mirador es inigualable.
A la izquierda, el macizo du Mont Blanc, con la Aiguille Verte y Los Drus en primer término y la cima del Mont Blanc, que hasta el final del viaje permanecerá omnipresente; a la derecha, la reserva natural de las Aiguilles Rouges.
Desde un cartel indicador giramos  a  la derecha, hacia el Col des Posettes,  por la loma Sur de la Tête de Balme. Es una senda herbosa por la que hallamos multitud de personas en bicicleta dando un paseo, exigente, pero con sendas sencillas y sin piedras.
Caminamos hipnotizados por las imagenes impresionantes de las montañas que rozan los 5.000 metros. La nieve perenne marca sus contornos haciéndoles más visibles desde la lejanía, descomunales.
La vista de todo el valle de Chamonix, desde su vertiente Norte, resulta espectacular.
Podemos distinguir algún pequeño lago y pequeñas aldeas en los sitios más inverosímiles.
Llegamos al Col de Posettes, con mucha gente a nuestro alrededor. Y desde allí nos dirigimos a la cumbre de la Aiguille des Posettes.
Es una ruta muy bonita por el paisaje que puedes contemplar en todo el trayecto. Y las laderas están tapizadas de rododentros, se les ha pasado la flor, pero en algún tramo más sombrío todavía se puede ver alguna salteada.









Y llegamos a la cima, de 2.208 metros de altitud. Y con unas amplias panorámicas.
Desde ella, vemos Aiguille du Tour, el glaciar du Tour, el Dent del Giant,  Mont Blanc....., en ese orden mirando de izquierda a derecha.
Es nuestra segunda cima hollada del Tour, pero no la más alta, la Tête Nord des Fours sobrepasaba los 2.700 metros de altitud. 
Las panorámicas que tenemos comiendo son todo un placer para los sentidos. A continuación, la siesta habitual, para quien pueda dormirse ante la grandiosidad del Mont Blanc. Mejor abrir los ojos e intentar memorizar cada glaciar, cada aguja, cada cima... inmenso e irrepetible.

En el valle de Chamonix, encajonado entre el macizo del Mont Blanc y les Aiguilles Rouges, se distinguen en el fondo los pueblos que lo conforman, Le Tour, Montroc, Argentiére, Chamonix, Les Houches.... con los diferentes colores de sus edificios y el verde de los pastos y frondoso arbolado que lo recubren.
Una foto cimera para el recuerdo, nosotros dos, pero lo hemos logrado acompañados de Pedro, de Amadablam Aventura, todo un guía profesional y encantador como persona, y nuestro compañero de andanzas Nacho, que seguro que el próximo año se lanza a la carrera por estas montañas, ya está con envidia porque la semana que viene se celebra la ultra trail. Tiene piernas para ello.
















Y comenzamos el descenso.
Vemos enfrente la montaña por la que tenemos que ascender mañana y sus serpenteantes eses.
La bajada es larga y continua. Al principio, hay poco arbolado, `pero en el último tramo nos introducimos por un bosque de abetos que nos conduce hasta el Col des Montets.

Al otro lado de la carretera hay un punto de información de la reserva de la Aiguilles Rouges que entramos a visitar. Hay información sobre los animales, vegetación de esta reserva.


Cogemos en ese mismo lugar un autobús que nos baja al centro urbano de Vallorcine. Desde ahí caminamos un par de kilómetros, hacia la Gîte Mermoud, donde nos hospedamos.



La casa es solo para nosotros y una pareja de chavales que están pasando unos días en esa zona. El dueño es un francés que habla castellano, ya que ha trabajado años en México. Nos prepara una estupenda cena, con un bizcocho incluido. Pronto a la cama, porque nos espera mañana la última etapa.



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