Machado

"Caminante, son tus huellas el camino y nada más; Caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace el camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante no hay camino sino estelas en la mar". Machado.

sábado, 16 de marzo de 2013

POR TIERRAS SORIANAS

PARQUE NATURAL DEL CAÑÓN DEL RÍO LOBOS

Día: 16/03/2013
Participantes: Julián y Lourdes.
Tiempo estimado: 3 horas.Distancia: 8 km.
Dificultad: Fácil.
Punto de inicio: Desde Burgo de Osma, hacia el Cañón del Río Lobos, atravesar el pueblo de Ucero y  a la salida en un aparcamiento está el centro de información donde puedes adquirir un mapa del cañón. Continuas con el coche 2 km. hasta cruzar un puente. Aparcamos en un margen de la carretera, en el KM.0 del Cañón del Río Lobos, y comenzamos hacia la izquierda.

ITINERARIO:
Puente - Área de Fuente Engómez - Área de Cava Fría - Área de Fuente de Valdecea - Ermita de San Bartolomé - Balconcillo - Cueva mayor y menor de San Bartolomé - Colmenar del Fraile - Arroyo de Valderrueda - Ermita de San Bartolomé - Área de Valdecea - Área de Cava Fría - Área de Fuente Engómez - Puente - Nacedero del Ucero- Cueva de El Lago - Mirador de la Galiana.


Estas 9.580 hectáreas del Parque Natural del Cañón del Río Lobos, desde 1985, se sitúan en las sierras que separan las estribaciones de la Cordillera Ibérica y la alta meseta del Duero. El río Lobos se encajona desde Burgos (Hontoria del Pinar) y continua horadando las calizas cretácicas en Soria. Recorriendo más de 25 km. pasando por Ucero, Nafría de Ucero, Herrera, Santa María de las Hoyas, San Leonardo de Yagüe y Casarejos. Convirtiendo este entorno en uno de los paisajes kársticos más significativos de la geografía española. Esas paredes con cavidades y angosturas son destino preferido para espeleólogos.
En las paredes anidan y crían enormes buitres a los que es frecuente ver sobrevolar las altas paredes y arriscadas laderas donde crecen sabinas, enebros, pinos, robles...En estas peñas también hay nidos de águilas, búhos reales, halcones, mirlos y chovas.


RUTA:
Aparcamos después de cruzar el puente, al lado de la carretera. La señal nos conduce hacia la izquierda para seguir el curso del río, si se puede. Llegamos al área recreativa de la Fuente Engómez. Hay un aparcamiento, un restaurante y un merendero con barbacoas, anegadas de agua. Queremos ir por la Senda del Río, señalada con pintura y postes, pero los lagos que se han formado al lado del cauce nos lo impiden. Así que avanzamos como podemos a ratos por sendero y otras ocasiones por la cuneta de la carretera. 
Entre sabinas, chopos,  pinos, enebros, robles nos adentramos en el cañón.
Llegamos al segundo aparcamiento, el de la Cava Fría. Intentamos seguir las señales de un GR 86 que cruza a la otra margen del río, pero éstas se pierden entre el agua que invade el paso y eso que hay enormes losas para poder vadearlo, pero ni con estas es posible. Ya nos habían advertido en la oficina de información que no se podría cruzar el río, pero no le habíamos prestado mucha atención.
Continuamos hasta llegar al tercer aparcamiento, el de la fuente de Valdecea. Hay una poza, de más de 2 metros y medio de agua cristalina, a rebosar.
Remontando  el curso fluvial,  las sabinas albares van aumentando en cantidad y tamaño. Algunas de ellas lucen con unas flores ocres/naranjas que iluminan la ruta. Observamos que unas tienen flor y otras no.

Penetramos por el profundo cañón. Se abre una gran explanada de tonos verdes/ocres y en el centro está la ermita de San Bartolomé, construida en el siglo XII por los monjes guerreros de la Orden del Temple sobre una abadía anterior repleta de símbolos y coincidencias geográficas. Se encuentra equidistante del Cabo de Finisterre y el Cabo de Creus. A la misma distancia de ambos. El motivo se desconoce, y dan explicaciones esotéricas.
Estamos  rodeados por grandes y escarpados paredones calizos, que han tomado formas curiosas.
A la izquierda tenemos una gran ventana excavada en la roca conocida como el Balconcillo. Trepamos hasta él y contemplamos desde allí el valle que queda a nuestros pies y a nuestra espalda, disfrutando de cada piedra y rincón. Inenarrable.

Bajamos con cuidado, las rocas están mojadas y nos encaminamos a la enorme cueva que hay detrás de la ermita. Inmensa y oscura.
Decidimos continuar hasta el puente de los Siete Ojos, no llueve mucho y  tenemos tiempo. 
Avanzamos hasta encontrar a la derecha la zona del Colmenar de los Frailes, curiosas construcciones de madera en las que los monjes dentro de ellas elaboraban miel. Están a un cierta altura en la roca, sobre una repisa natural. A nuestra izquierda vemos las peñas del Balconcillo.

Continuamos. El ambiente y los colores tienen parecido con Irlanda, eso sí, allí en pleno verano. La lluvia conserva todo muy verde, es un pequeño inconveniente ir con el paraguas todo el día, pero hay que buscar el lado positivo. En verano bajará el río casi seco y nosotros lo estamos disfrutando con regueros de agua por cualquier lateral.
Las paredes tienen muchos resaltes y en uno de ellos vemos una pareja de buitres que han hecho allí su nido. Uno alza el vuelo y el otro nos contempla sin mucho interés desde su elevado refugio.
El sendero es precioso y llano,  vamos rápidos, pero se interpone en nuestra marcha la crecida del arroyo de Valderrueda que nos impide el paso dada la cantidad de agua que baja. Nos preguntamos por qué no tienen esto habilitado un pequeño puente. Hubiera sido suficiente para continuar. 
El río es un obstáculo insalvable, baja tanta agua que tenemos que retroceder.
Volvemos sobre nuestros pasos y, siempre con el paraguas, regresamos hasta el coche.
Espectacular paseo.


Cuando volvermos a nuestro vehículo vemos descubrimos un cartel que dice: "Nacedero del Ucero". Se encuentra en la misma carretera, en dirección contraria al pueblo. Está a  50 metros, se cruza la carretera y se baja hasta la roca desde donde sale el río Ucero, que se une a su afluente el Lobos en este punto, apoderándose de todo el caudal y dándole su nombre. También se puede continuar por este sendero hasta el castillo de Ucero, que luce imponente sobre el cerro.
Subimos hasta el arcén y cruzando rectos vemos otros cartel que nos anuncia la "Cueva de El Lago". Se ve una pequeña abertura, y leemos un panel donde dice que es una gruta con gran profundidad, sólo apta para espeleólogos, y personas sin claustrofobia. Se puede acceder acompañado de especialistas y hay dos rutas, una de espeleología, y otra de aventura, con rappeles. Sólo con pensar en entrar por esa hendidura tan estrecha en la roca se pone mal cuerpo. 
Cogemos el coche y  avanzamos un par de kilómetros para subir al alto donde se encuentra el "Mirador de la Galiana". Se divisa toda la crestería de la sierra y el cañón que queda al fondo. También se pueden ver las sierras de Somosierra y del Ayllón (con el Pico del Lobo, era la primera opción de excursión, pero nevaba a la mañana en Somosierra y decidimos dejarlo para otra ocasión ) que justo en este momento está un poco más despejado y sobre sus cimas se aprecia la nieve. 
Como el día no acompaña regresamos a San Esteban de Gormaz, en el que  dos arqueólogos van a enseñar las obras de  restauración de las ermitas románicas de San Miguel y la Nuestra Señora del Rivero. Joyas románicas porticadas. Hay que adaptarse al clima y buscar alternativas. Los restauradores dieron una charla muy atractiva.


SAN ESTEBAN DE GORMAZ, BURGO DE OSMA

No ha parado de llover en toda la noche y amanece lluvioso, pero ésta, para nosotros, desconocida parte de Soria no tiene desperdicio, aunque sea acompañados del paraguas.
Madrugamos y damos una vuelta por las bodegas excavadas en la roca de San Esteban de Gormaz y su castillo. Estas bodegas son de particulares, no son visitables. Las vistas del pueblo, el puente de los "16 Ojos" y el río Duero son maravillosas.




Vamos a desayunar a  Burgo de Osma
Recomendable pasear sin prisa por  la parte vieja del pueblo, con sus preciosos soportales castellamos de madera, su catedral cuyo claustro y salas laterales son atesoran joyas,  su puente romano, su espectacular muralla, la estampa del castillo elevado en una peña,  su antigua Universidad convertida en Balneario Termal, su Ayuntamiento, el Hospital de San Agustín....
Un placer perderse por este pueblo tan bien conservado y dejar volar a la imaginación para trasladarse al medievo.



SABINAR DE CATALAÑAZOR



Vamos hasta Catalañazor y desde allí dirección a Muriel de la Fuente. A unos 3 km., a la derecha, se encuentra el cartel que indica el Sabinar de Catalañazor que es el siguiente punto de parada. Podemos admirar unas inmensas sabinas albares que cubren una gran explanada de 20 hectáreas. No hay otra variedad de árbol, solo ellas, en filas y numeradas (no es broma, cada una de ellas tiene una placa y un número para distinguirla de la de al lado). 
Puedes pasar horas recorriendo senderos. Se encuentran algunos de los ejemplares más antiguos y de mayor tamaño de la península. Esto se debe al aprovechamiento respetuoso de la dehesa por parte de los habitantes de la zona, que tradicionalmente han alimentado al ganado en estos pastos.

LA FUENTONA Y CASCADA DE MURIEL

Día: 17/03/2013
Participantes: Julián y Lourdes.
Tiempo estimado: 1 hora.
Distancia: 4 km.
Dificultad: Baja. Accesos para minusválidos.
Punto de inicio: Desde Catalañazor dirección a Muriel de la Fuente, antes de entrar en el pueblo a mano derecha un camino te lleva hasta el punto de información.


La mini-excursión del día es la Fuentona y su cascada, declarado Monumento Natural. Continuamos camino y a la entrada del pueblo de Muriel de la Fuente, a la izquierda está la Casa del Parque del Sabinar, y a la derecha, hay un cartel que avisa del "Nacedero del Avión" ( lo correcto es el río Abión, nos dijo el guarda del parque)

Después de un par de kilómetros llegamos a la caseta de información, antigua casa de pescadores. 
Desde aquí el recorrido sin perdida, habilitado para personas con minusvalías,  pasa por varios puentes. El río baja a rebosar con grandes corrientes de agua donde sorprende el color verde del fondo fluvial debido a la cantidad de plantas acuáticas que viven en su interior. 

Estamos rodeados de naturaleza, sabinas albares, álamos, pinos laricios,  tomillo, salvia, lavanda...  y sobre todo agua, mucha agua, que surge por todos los rincones. En algún momento debemos desviarnos del camino porque surge un arroyo que anega la senda. El murmullo nos persigue hasta llegar a la Fuentona u Ojo de Mar. Allí destaca la calma, no se ve la procedencia del  manantial. Forma una laguna muy profunda con forma de embudo y con colores verdes-turquesas.



Es el sumidero natural del acuífero de la Sierra de Cabrejas, donde está emplazada. Recibe las aguas infiltradas a través de grandes masas calizas cubiertas en su superficie por bosques de sabinas y enebros. Tras largos recorridos subterráneos, las aguas resurgen en la Fuentona y en multitud de fuentes cercanas al río. 
Surge del fondo. Hace unos años los del programa televisivo de  "Al filo de lo imposible" entraron por los sifones, pero las cavidades deben ser de tal magnitud que todavía no han acabado de recorrer los fondos subterráneos.
http://www.rtve.es/alacarta/videos/al-filo-de-lo-imposible/filo-imposible-fuentona-muriel/859509/
Después de recrearnos en el nacedero del Abión, retrocedemos hasta el último puente de madera que hemos cruzado y desde ahí a la derecha nos dirigimos entre arbolado hasta el Chorro de Despeñalaelagua. Cascada que se precipita al vacío.
Añadir leyenda
Encima de nuestras cabezas observamos varios buitres leonados sobrevolando la sierra de Cabrejas.

Innumerables fotos y vistas al espectacular salto de agua y al paraje que la rodea. Volvemos sobre nuestros pasos para retomar la senda común que nos lleva apaciblemente, entre el sonido de pájaros, arroyos y rodeados de vegetación, hasta el aparcamiento.



CATALAÑAZOR= Qal'at an-Nusur: «Castillo del Azor» o, según otros, «Castillo de los Buitres».

Cogemos el coche y vamos a comer y ver Catalañazor, el pueblo más medieval de esta provincia. Inspiró a Orson Welles para rodar "Campanadas a medianoche", recreando la Inglaterra del sigo XV.
Precioso pueblo donde se ha parado el tiempo. Las casas que flanquean las calles son de mampostería, están construidas con adobe y madera de sabin. Cuenta con una iglesia románica.
 
Girándonos vemos la torre del homenaje y las paredes que se mantienen en pie del castillo. A sus pies el Valle de la Sangre. El nombre se debe a que  según la leyenda hubo una cruenta batalla  entre moros y cristianos, a principios del siglo XI, al mando de Almanzor.
Existe un poema tradicional que dice que aquí fue vencido Almanzor, pero no está claro.
En Cañatañazor
perdió Almançor
ell atamor

Parada en el pueblo para comer y "voy camino Soria...."

No hay comentarios:

Publicar un comentario