Machado

"Caminante, son tus huellas el camino y nada más; Caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace el camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante no hay camino sino estelas en la mar". Machado.

miércoles, 27 de abril de 2016

BARRANC DEL CINT- PIC DE LES AGUILES(925 m.), ALTO DE LA MOLA(1.104 m.) y DE LES PEDRERES (1.057 m.)

SIERRA MARIOLA A VISTA DE PÁJARO


FICHA TÉCNICA-
Día: 27/04/2016
Participantes: Julián y Lourdes.
Tiempo estimado: 5 horas.
Distancia: 14 km.
Dificultad: Media.
PR CV 133.1, 57 GR 7.
Como llegar:

Por la autovía de Alicante-Alcoy. Desde el pueblo hay que buscar la CV 796, hacia el Preventorio, que es el inicio de la ruta. Nosotros aparcamos en la Calle Font de la Petxina, un buen punto de inicio y final.
Wikiloc: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=13103616

ITINERARIO:
Calle Font de la Petxina - CV 796 - Barranc del Cint - Teular del Llonganisser - Mirador al Estret del Barranc del Cint - Zona de escalada - Pic de les Aguiles - Crestera - Alt de la Mola - SL 25.3 - GR 7 - Casetes de Vilaplana - Font y cueva - Mas Nou - Depósito - Estrechamiento del barranco - Mirador - Mas del Barranc - Valla buitrera - Crestera - Alt de les Pedreres - Ermita y Cruz de Sant Cristofol - Mirador - Calle Font de la Petxina.




La extensa Sierra de Mariola, que fue declarada Parque Natural en el 2002, reparte su superficie entre las provincias de Alicante y Valencia. Esta montaña tiene varias vías de acceso. La elegida hoy es la más espectacular, por el Barranc del Cint. En su interior destaca la presencia de dos fuentes, una masía y yacimientos arqueológicos. 
El Barranc del Cint es un desfiladero abierto en la cara suroccidental de la sierra. Sus colosales riscos dejan un corredor de fácil paso entre ellos a los caminantes. Localizado junto al pueblo de Alcoy, siendo éste uno de sus espacios naturales más emblemático. Su silueta es uno de los iconos de los alcoyanos, está presente desde el arte hasta en el logotipo de empresas privadas locales. 















En cuanto a la vegetación hay abundantes carrascas, pinos, enebros, enorme cantidad y variedad de plantas con propiedades medicinales y aromáticas, como el romero, espliego, tomillo, salvia.....



RUTA:
Hoy nos acercamos al Barranc del Cint. Por su interior hemos subido y bajado varias veces, y para variar en el día de hoy hemos preparado una etapa de cornisas y acantilados con caídas descomunales al barranco. Pero la senda en ningún momento tiene peligro.
Tenemos dudas de la llegada al inicio del Barranc del Cint y aparcamos en las afueras de una urbanización, en la calle Font de la Petxina. Tenemos muy cerca el comienzo del barranco, y volver a coger el coche para llegar a la CV 796, con las direcciones prohibidas, nos va a resultar complicado. Aparcamos aquí.
Desde la urbanización vemos las dos cornisas que cierran el barranco por ambos lados. Nos dirigimos hacia ellas. Aparecemos al lado de unas casas y encontramos la carretera de acceso al Preventorio, la CV 796.
Apenas unos metros por el arcén de la carretera con la vista puesta en los riscos que enmarcan este paraje de entrada en la Sierra de Mariola. 
A su lado las ruinas de la fábrica del Teular del Llonganisser, en perfectas condiciones solo se mantiene en pie su erguida chimenea. 
Llegamos al punto de acceso al Barranco del Cint. En una gran curva. Salimos de la carretera hacia la derecha para parar en los postes indicadores y el panel con un mapa, está estropeado.
Y sin más preámbulos nos internamos en la senda. Vemos de frente la loma por la cual debemos ascender. Vamos a comenzar remontando por la cornisa de la derecha del desfiladero, para subir primero al Pic de les Aguiles.
Giro a la derecha en la primera bifurcación, para llegar hasta la pared de la antigua fábrica de tejas y ladrillos, en ruinas, del Teular del Llonganisser. Giramos a la izquierda para dirigirnos casi rectos.


Enseguida ganamos altura y perspectiva de Alcoy, de las sierras de la Almudaina, la Serrella, Aitana, Alfaro, la Safor... y del inicio del barranco.
Disfrutamos de la visión de descomunales acantilados de piedra. Su caída vertiginosa al vacío nos sobrecoge. Y en medio de la rambla, entre las peña,  se ve la huella del sendero que cruza el paso angosto.
Enfrente vemos la crestera de les Pedreres por la cual regresaremos, parece imposible poder caminar por su filo, pero como sabemos es tan sencillo como por esta cornisa. 
La senda tiene desnivel pronunciado, y a pesar de que el día está algo encapotado la temperatura es bastante alta, pasa de los 20º, nos hace sudar.
Seguimos las marcas de un antiguo PR que desdibujado da fe del antiguo sendero homologado que pasaba por estos vericuetos.
La senda se interna en la loma y vamos ascendiendo sin dificultades. Hasta que hace un giro y nos vuelve a asomar a un mirador.
Las vistas son fabulosas, no damos abasto. 
Proseguimos hasta encontrar un hito de piedra, en el cual nos desviamos a la izquierda para afrontar el último tramo de ascenso al Pic de les Aguiles. En este momento nos sobre vuela un ave, ¿un águila? o ¿un buitre? y se oyen desde las paredes de enfrente el piar de pájaros, ¿serán sus crías?

Y nos situamos en el Pico, casi 1.000 metros de altura para disfrutar del entorno. Se ve al fondo la sierra de la Font Roja y en primer plano la colina sobre la que se emplaza la ermita y la cruz de San Cristòfol.
Una foto para inmortalizar el momento, un trago de agua para hidratarnos y aprovechamos a observar con detenimiento las espectaculares vistas. Cuidado, el cairn está en el filo del acantilado, ni un paso para atrás.
Nos disponemos a proseguir, lo justo hemos empezado la ruta y ya hemos hecho cumbre, pero nos quedan dos mas que descubrir.




Vemos en el paredón de enfrente una enorme cueva, y pequeñas oquedades desde las que surge el piar de los pollos, creemos que serán de buitre, trajeron ejemplares de esta especie hace años y hay muchas parejas entre estos roquedos.
Volvemos sobre nuestros pasos hasta el último cruce y allí nos dirigimos a la izquierda, para continuar por el cordal de la sierra.
El sendero se interna en la montaña y caminamos sin ver precipicios, si miramos hacia atrás el roquedo se va ocultando de nuestra vista.
Pasamos al lado de varios bosquetes de pinos, romeros, tomillos,  y jaras en flor... 
La senda se escora hacia la derecha por lomas herbosas.
Tenemos vistas a la cantera de Cocentaina, el castillo y la loma que sube desde el pueblo hasta el Montcabrer, que desde aquí parece lisa, sin riscos.
Más adelante el sendero se dirige recto, hacia el Norte, entre el Montcabrer y nosotros se interpone la Mola, la sierra que vamos a hollar a continuación.
Pasamos por una zona en la que hubo un incendio en el año 2012,  es una imagen dantesca, los troncos negros que permanecen en esta vaguada da pena ver el paisaje destruido. Ni he querido sacar fotos.


Como estamos en primavera las abundantes jaras embellecen el camino.
Avanzamos por una loma y ya vemos de frente la Mola, desde esta perspectiva tiene un perfil rocoso que cae hacia el Este, hacia els Talecons.
Seguimos la marcha en suave ascenso, por la senda evidente.
Hasta llegar a una gran explanada herbosa, al fondo vemos un gran cairn.
Y en  medio de la meseta, llana, se sitúa un gran hito de piedras que marca la altura máxima de esta sierra, la Mola, pasa de los 1.100 metros de altitud.
Desde su lateral Este vemos la Casa de la Mola, el barranco de Capenal y las siluetas de las montañas que nos rodean recortadas en el horizonte.
Mirando al Norte observamos que se asoma timidamente el Montcabrer.

Nuestra ruta se encamina hacia el Norte encontrando un precioso paso en el que se han conservado un par de carrascas, que bonita debía estar la sierra hace unos años si conservaba carrascas como estas.
Pasamos al lado un bosque de pinos, alguno se ve quemado y en la vaguada se observa que han estado limpiando y troceando los troncos quemados, pero se han debido cansar.
Desde esta perspectiva la gran meseta de la Mola gana en interés, ya no parece tan sencilla, tiene un perfil más agreste y montañero. 
Con algo más de 1.100 metros de altitud, pero de sencillo ascenso.
Tenemos vistas a Aitana, Serrella, Almudaina, Alfaro, Serreta.... y el Mas de la Loma a nuestra espalda, en la vaguada.
 Salimos a una pista ancha de tierra y seguimos a la izquierda.
Para encontrar un poste indicador del GR 7.
Si vamos rectos llegaríamos al Collado de la Zapata o Coll de Sabata y al Montcabrer, pero hoy no tenemos planeado subir, otro día.

Nos dirigimos a la izquierda, una senda flanqueada por los troncos que han cortado del pasado incendio marcan los bordes laterales.
Nos internamos en un bosque de pinos, hasta aquí han llegado los estragos del incendio, alguno está quemado y vemos la cara Oeste de la Mola que sufrió en su ladera el efecto del fuego. Quedan troncos ennegrecidos.
Desde esta conocida senda salimos a una pista asfaltada que nos lleva rectos a les Casetes de Vilaplana.
Estas preciosas casas en mitad de la sierra ponen un toque de color verde al paisaje, siempre tienen una gran carrasca, higuera, nogal, un árbol frutal que con sus flores y su verdor muestran la naturaleza en todo su esplendor.


Debemos girar bruscamente a la izquierda, siguiendo la ruta habitual para ir al Barranc del Cint. 
El carretil  da varias curvas, vamos caminando de frente a la Mola y los ribazos resplandecen por las aliagas en flor.
Vemos que el track nos señala un cruce a la derecha y pensamos que no llegaremos a ver el estrecho del Barranc del Cint, pero solo es una salida de la ruta habitual para llegar a una fuente. Se puede obviar.




Abandonamos el ramal principal por la derecha para bajar a visitar una fuente, está seca, y una casa/cueva.
El paraje es sombrío y hay un par de enormes carrascas.
Volvemos a incorporarnos a la vía un poco mas adelante.
Dejamos una casa a la izquierda y por la derecha pasamos al lado de un depósito o pozo del Barranc del Cint. 
Y da comienzo al sendero angosto que nos conduce bajo los acantilados. Con mucha vegetación y colores primaverales.

Llegamos a un mirador, con un panel informativo y vistas de vértigo.
En este punto abandonamos el sendero que se interna en el angosto Barranco del Cint. Giro brusco  a la derecha.
Una pista ancha de tierra nos va alzando suavemente. Veníamos pensando como podríamos subir por la ladera, porque hemos pasado una zona en la que había grandes paredones, pero de la forma más sencilla, pasa por el pie de la sierra.
Una ruta muy frecuentada, nos encontramos a varias parejas.
La senda nos acerca hasta el Mas del Barranc. Preciosa masía rural en la que sobresale su enorme carrasca situada en la derecha.
Nos sale al paso un chucho que no para de ladrar, pero dado su tamaño, sobre todo de sus dientes, no le hacemos ni caso. 
Dejamos a la izquierda un pouet, y a la derecha una huerta con almendros y añejos olivos.


Sobre nuestras cabezas se ven los riscos a los cuales tenemos que encaramarnos.
Una última mirada al barranco y cambiamos de rumbo. 
Enseguida tenemos una valla para evitar el paso de vehículos, enfrente del Mas del Garrofero, nos desvía en dirección Sur.
Por una pista ancha de tierra, mas adelante se convierte en sendero que por un bosque tupido de pinos nos va alzando suavemente.

Una última zona pedregosa nos lleva hasta la valla del Proyecto Canyet, de conservación y cuidado de los buitres. No vemos ninguno.
De nuevo debemos girar bruscamente para caminar por el filo del acantilado.
Comienza la travesía de la cornisa opuesta a la de primera hora de la mañana, la de les Pedreres.










Al principio no se observa el valle, es un tramo que va por el interior de la montaña. Pero en cuanto ganamos altura la senda se sitúa en la orilla del acantilado. Majestuoso.
Nos situamos en una atalaya con vistas, en primer plano, a la Mola y al fondo Montcabrer.
Es una terraza, con enormes lejas de  piedra, que nos permite disfrutar de los paisajes que nos rodean.
Y sin apenas esfuerzo llegamos al Alto de les Pedreres. 
Fabuloso mirador al estrecho, al valle y sus innumerables casas de campo y a toda la Sierra de Mariola.
La foto de rigor y una parada a beber agua y a contemplar con detenimiento el paisaje y el vuelo de los buitres, ahora si que los distinguimos bien por lo bajo que nos sobre vuelan.

La estampa montañera y afilada de la Penya de les Aguiles nos sorprende, desde su cima no se percibía esas aristas ni la verticalidad de sus paredes.
Nos fascinan las colosales moles pétreas, ahora observamos toda la crestera sobre la que hemos estado hace unas horas. 
Parece labor de escaladores, pero con una sencilla senda se puede uno encaramar sin problemas.
Asomándonos al "patio" todo lo que nos pide nuestra curiosidad, pero lo que nos limita el vértigo, obtenemos panorámicas del estrecho paso entre la roca que tenemos a nuestros pies.

Y con pena abandonamos los riscos y nos dirigimos hacia la ermita de San Cristòfol y la enorme cruz que tiene delante.















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Nos parece que la tenemos cerca,
pero en una vaguada de pinos, al no verla creemos que está de frente. Vuelta a atrás, debemos tomar a la izquierda y menos de medio kilómetro nos conducen hasta ella. Hoy encontramos la ermita de San Cristòfol abierta. Aprovechamos para hacer una visita.
Después buscamos el camino de descenso. Por el lateral derecho surge una senda que en bruscos zigzags nos baja poco a poco. 
Llegamos a un cruce. A la derecha para llegar la Preventorio. 
Nosotros vamos a la izquierda para caminar por debajo de unos cantiles rocosos.
Y enseguida se abren las vistas a la carretera, CV 796, que parte de las afueras de Alcoy y sube al Preventori.
Vemos en primer plano el pueblo de Alcoy, y los innumerables puentes que tiene en su casco urbano debido a la cantidad de barrancos que atraviesan la ciudad.
Pasamos por encima del túnel de la carretera, lo sabemos por que lo avisa el track. Encima de él hay unas barandillas de madera y un espectacular mirador.
Otra parada para recrearnos en el valle, Alcoy y las montañas que nos rodean.
Como hemos visto desde arriba un sendero que lleva hasta el coche, evitamos volver al inicio del Barranco del Cint.
Llegamos a otro pequeño mirador, al lado de una hermosa higuera, y allí realizamos un giro a la derecha que nos lleva a través de antiguos huertos abandonados y desde ellos parten varios senderos que nos enlazan con la ruta emprendida por la mañana.



Excursión inolvidable de principio a fin. Con el aliciente de ver el recorrido habitual del Barranc del Cint desde otro punto de vista, a vista de pájaro.

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